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‘Vacances de la gent gran: cuando el objetivo es otro’, por Josep Asensio

Hace falta ser muy ingenuo para creer que estas vacaciones organizadas por el ayuntamiento de Sabadell tienen alguna finalidad social. Basta con mirar los precios y los destinos programados por el IMSERSO, para percatarse de que, en nuestra ciudad, o hay gato encerrado, o alguien se lleva una pasta, o las dos cosas. Alguien debería explicarme por qué se ofrecen 1.400 plazas al extranjero, con precios cercanos a los 1.000 euros por persona, y tan solo cien que anuncian como “cura de salud” a casi 400 euros y 450 plazas “cercanas” a 250 euros. Ocho días en Baleares por el IMSERSO cuestan lo mismo que cuatro días en Peñíscola por el Ayuntamiento de Sabadell. Juzguen ustedes mismos. De hecho, hace seis años, denuncié en un artículo, Ho deixem córrer? lo mismo, que estas “vacaciones” no eran ni mucho menos un regalo a la ciudad, aunque sí una especie de agasajo a nuestros mayores en el que podían participar unos pocos. Años después, parece que se vuelve a las andadas.

Dicen que todo este montaje no va a costar nada al Ayuntamiento, pero el caso es que se ha tenido que contratar a un ‘técnico medio’ para que haga las gestiones pertinentes. Veremos a quién se contrata y de qué manera. Si quieren más datos, el concurso se lo ha llevado una agencia de viajes de Sant Boi de Llobregat. Ignoro si alguna de Sabadell se había presentado, pero tengo tantas dudas que me hacen retroceder al pasado.

La campaña electoral ha empezado para Marta Farrés y lo ha hecho al más puro estilo Bustos, repartiendo miles de folletos, vendiendo esas vacances como la gran apuesta por la gente mayor, con una foto suya en su interior y repartiéndolos en todos los domicilios de la ciudad, sin saber si allí vive gente que puede acceder a ese servicio. Se trata, pues, de un acto propagandístico de primer orden, no solo porque el IMSERSO ya cumple esa función social de la que tanto se enorgullece nuestra alcaldesa, sino porque ella misma presenta el proyecto en diferentes centros cívicos. Nada que objetar a esa decisión. Ella es libre de hacer lo que le venga en gana, pero es necesario saber que esa aparente capa de buenismo, de cercanía, de ‘cariño’ por la gente mayor, está claramente en contraposición con el servicio que se quiere ofrecer. Éticamente, es reprobable que se aproveche a un colectivo para pasearse y vender una gestión, cuando esos viajes van a ir a parar a un porcentaje muy pequeño de la población sabadellense y una agencia de viajes se va a llevar cinco millones de euros en dos años. Me pueden repetir mil veces que no cuestan dinero a la ciudad, pero me duele que se adorne todo con un envoltorio de falsedad.

No me tendría que extrañar, porque Marta Farrés es hija política de Manuel Bustos y vivió y aplaudió ese populismo en el que las Vacances de la Gent Gran eran ni más ni menos que un puntal en el que había habido no pocas sospechas, desde la contratación de la agencia de viajes a una empresa fantasma, muy probablemente vinculada a un conocido militante socialista de la ciudad, así como los viajes de la concejala María Ramoneda a los destinos programados, en los que apareció montones de veces sonriendo junto a los que habían tenido la suerte de optar a uno. Y como en Sabadell nos conocemos todos, las mismas personas que, curiosamente, cada año hacían su viaje. Y bueno, qué decir de la fiesta que se organizaba en Fira Sabadell donde todos los participantes en esos viajes eran obsequiados con una merienda. Estos aplaudían a Manuel Bustos como si hubiera sido él mismo el que los hubiera pagado. Y así, año tras año.

Marta Farrés ha adoptado ese discurso de la propaganda como línea de trabajo de cara a ganar las próximas elecciones. Esperemos que al menos no aproveche el cargo para visitar en algún destino a varios sabadellenses afortunados junto al fotógrafo de turno. Lo repito, que haga lo que quiera, pero los ciudadanos de Sabadell deberíamos percatarnos del engaño, de la manipulación. En estos tiempos que corren, pretender convencernos de que viajes a 1.000 euros por persona cumplen una función social es como poco un fraude. Y los fraudes, hay que denunciarlos. ¿Alguien me podría decir en qué otras ciudades de Cataluña se organizan estas vacances? Me apuesto lo que quieran a que Sabadell es la única. ¿Por qué será?

Y por si esto fuera poco, en el folleto editado por el Ayuntamiento, se publicitan otros viajes promovidos por la Coordinadora de la Gent Gran de Sabadell, todos ellos al extranjero, con precios que oscilan entre los 900 y los 1.600 euros por persona, con suplementos por habitación individual de hasta 400 euros. Y, además, teniendo en cuenta que en estos viajes no existe la posibilidad de reducción por tener ingresos bajos. ¿Seguro que la ‘coordinadora’ piensa en toda la gente mayor de Sabadell? ¿También en la más vulnerable? Una auténtica burrada, una tomadura de pelo en toda regla, en la que alguien debería meterse para ver con claridad lo que está pasando. No me cuadra para nada que esa coordinadora promueva viajes carísimos y no se plantee llegar a la gente que no puede pagar esos precios desorbitados.

Lo que más me sorprende es que nadie diga nada. Parece que nos da igual ya todo. Los partidos políticos con representación en el ayuntamiento callan; los que están fuera, también; la gente mayor que nunca podrá acceder a esos viajes, también; las entidades en su conjunto, también, especialmente las asociaciones de vecinos y a la Federación que callan (¿y otorgan?).

¿Qué tiene que pasar para que alguien alce la voz ante un engaño de estas proporciones? Una sociedad inactiva es una sociedad muerta.

Foto de portada: foto de família entre l’Ajuntament i els assistents a la presentació de Vacances per la Gent Gran. Autora: Lucia Marin

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