Foto portada: Martos, en su época de militante.

Cipriano Martos (1942-1973), luchador antifascista y víctima del franquismo

Trazamos una semblanza biográfica de este militante antifranquista. Nacido en Andalucía, como muchos jornaleros, emigró a Sabadell donde adquirió conciencia política y se afilió al partido de extrema izquierda PCE (ml). Detenido en Reus por la Guardia Civil fue brutalmente torturado y asesinado.   

Cipriano Martos Jiménez nació, según su certificado de nacimiento, el 9 de diciembre de 1942, aunque según las investigaciones de su biógrafo Roger Mateos esta fecha es inexacta, pues su familia no realizó el trámite de inscripción en el registro civil hasta seis meses después de su alumbramiento. Tampoco el lugar de nacimiento coincide con la realidad pues nació en el cerro del Escudero, una pedanía de la localidad granadina de Loja, aunque en su partida de nacimiento figure el municipio vecino de Huétor Tajar.

Martos de niño en el cortijo de la Mota

Cipriano fue el segundo de seis hermanos, cuatro niños y dos niñas, del matrimonio formado por José Martos Soldado, que escapó por los pelos de ser ejecutado por los falangistas en la Guerra Civil, y Francisca Jiménez Sillero, analfabeta. Se trataba de una familia de campesinos pobres, atenazada por el hambre y la represión de la postguerra. Cipriano no fue a escuela, aprendió a leer y escribir y las cuatro reglas de matemáticas gracias a un maestro itinerante que se pasaba por la zona dos o tres veces por semana.

Con cinco años empezó a trabajar vigilando y dando de comer a los animales que criaba su familia, algunas gallinas, dos cabritos y un burro viejo. Mientras que Antonio, su hermano mayor, con ocho años, empezó a trabajar en un cortijo, el pequeño Cipriano ayudaba a un pastor del mismo cortijo. Con doce o trece años empezó a trabajar como jornalero en la siembra, la siega y la recogida de aceitunas en los cortijos próximos.

En agosto 1964, salió de los pueblos de su Granada para cumplir el servicio militar en Huesca como soldado raso de infantería y se licenció en octubre de 1965. De vuelta casa, continuó trabajando de jornalero y ocasionalmente de peón de la construcción en Granada.

La toma de conciencia política

A finales de 1966, un año después de terminar el servicio militar, se trasladó al barrio de Ca n’Oriac. Se instaló en la humilde casa de una sola planta de la calle Vallespir de su tía Carmen, junto su marido y su hija Dolores. Toda la familia de Dolores había emigrado a Sabadell, el primero su hermano Cecilio en 1960 y en 1962 ya vivían en la barrio los padres y seis de los ocho hermanos.

Recién instalado en Sabadell

Cipriano pronto encontró trabajo en la fábrica Bros de tintes textiles en la que trabajó durante seis meses. En abril de 1967, terminado su contrato en la Bros, volvió a Andalucía reclamado por su familia que había cerrado un trato con Tomás Muela, terrateniente de Loja, que les había ofrecido explotar una de sus propiedades en el municipio sevillano de Pruna. A cambio de realizar todas las tareas agrícolas, podrían quedarse con los beneficios, excepto un porcentaje destinado al patrón.

Tras tres temporadas la empresa resultó un fracaso. A finales del verano de 1969 la familia abandonó Pruna y Cipriano decidió volver a Sabadell. Para costearse el viaje hubo de malvender su reloj de pulsera. Primero se instaló en una pensión de la Plana del Pintor, a las pocas semanas fue a vivir a casa de prima Dolores Muñoz Jiménez en el calle Guadarrama de Ca n’Oriac donde se había trasladado desde la calle Vallespir cuando se casó. Llegaron al siguiente acuerdo: él le pagaría las 100 pesetas de la pensión y dormiría en el sofá-cama del comedor.

Cipriano encontró trabajo en las obras del colegio Jonqueres y ayudaba a su prima a vender embutidos en la tienda de comestibles que había montado. En 1969 y 1973 encadenó 19 contratos de corta duración en el textil y la construcción. Su empleo más estable fue en Hijos de Félix Sagrera, una empresa de maquinaria de carpintería donde trabajó durante 16 meses, hasta el 31 de enero de 1971.

Cipriano empezó a frecuentar los centros culturales de Ca n’Oriac y la Plana del Pintor que organizaban excursiones a la playa y la montaña, talleres de teatro o conciertos. Los sábados por la tarde se hacían cine fórums y los domingos guateques y bailes. Allí fue tomando conciencia política y fue captado por el PCE (ml) en la segunda mitad de 1970 por Francisca García Lorite, Paqui, y Francisco Vera. Según el testimonio de Paqui, recogido por Roger Mateos:

“Partía casi de cero, pero era uno de los camaradas más aplicados. Estudiaba concienzudamente todos los materiales que le proporcionábamos, leía muchísimo y luego disfrutaba comentando lo que había aprendido (…) Participaba en las acciones callejeras como cualquier otro”.

Cuando se comprometió políticamente abandonó el domicilio de su familia. Primero se trasladó a la Plana del Pintor y posteriormente a un “cuchitril” de Torre-romeu.

El PCE (m-l) y el FRAP

El PCE (marxista-leninista) era una escisión del PCE, fundada en 1964, y defensor de la ortodoxia estalinista frente al “revisionismo” de Santiago Carrillo. En la disputa chino-soviética se alineó con Mao, por lo cual eran conocidos como prochinos, y su referente europeo era la Albania de Enver Hoxha que, según se decía, les proporcionaba financiación.

En enero de 1971, en el contexto de movilizaciones en el interior de España y de condena general al régimen franquista a raíz del Proceso de Burgos (1970), la dirección del PCE (m-l) impulsó la constitución del Frente Popular Antifascista y Patriótico (FRAP). La reunión fundacional se celebró en la casa del dramaturgo norteamericano Arthur Miller en París y a la que asistió el ministro socialista de la Segunda República Julio Álvarez del Vayo. Suscribieron el primer comunicado una serie de grupúsculos satélites del PCE (m-l) como la Oposición Sindical Obrera (OSO), Federación Universitaria Democrática Española (FUDE), Unión Popular de Artistas (UPA) o Unión Popular del Campo (UPC). El FRAP experimentó un rápido proceso de radicalización y propugnó la lucha armada y la guerra popular para acabar con la dictadura franquista.

En Sabadell, en 1970 el PCE (m-l) constituyó un comité local dirigido por Sacramento Aguilar que constaba con células formadas por personas muy jóvenes en Ca n’Oriac, Campoamor y la Creu de Barberà. En enero de 1971, Orlando Carreño fue sustituido al frente de la dirección catalana del partido por Vicente Pérez Plaza, “Venancio” quien impulsó el activismo y las acciones en la calle. En Sabadell esta línea se plasmó en la manifestación antiimperialista del 28 de febrero de 1971 en la avenida Matadepera de Ca n’Oriac, en la que participó Cipriano Martos, donde se quemaron banderas norteamericanas. Un policía municipal que intentó practicar varias detenciones recibió un fuerte golpe con un adoquín en la cabeza que le condujo en estado grave al hospital.

En 1971 realizaron varios atracos, denominados “recuperaciones económicas”, en diversos comercios para financiar las acciones del partido. El 18 de abril pintaron un autobús con una hoz y un martillo en un lado y la frase Franco asesino en el otro. La policía obligó a los pasajeros a descender del vehículo en la Via Massagué.

El 24 de abril mientras cuatro miembros del PCE (ml) estaban realizando una pintada en Els Merinals un policía secreta recién salido de la academia les disparó vaciando el cargador. De resultas de ello, la militante de 19 años Carmen Prados resultó herida en una pierna, lo cual provocó la respuesta de la oposición antifranquista. El metal y la construcción realizaron paros en protesta. La víspera del 1 de mayo miles de personas se manifestaron por el centro de Sabadell.

Por su parte, los militantes del PCE (m-l) decidieron vengarse por las heridas a su camarada. En el barrio de Les Termes organizaron un buzoneo de propaganda para atraer a la Brigada Político Social, mientras otros militantes aislaron a un policía que recibió una paliza monumental.

Estas acciones pusieron al partido en el punto de mira a la policía local. El asalto a la céntrica armería Permanyer precipitaría su caída. Tres militantes irrumpieron de noche en la tienda mediante un agujero en el techo donde se llevaron una decena de pistolas de la policía que estaban allí para ser reparadas, varios cuchillos y una escopeta de caza. La acción hubiera sido un éxito si no hubiese sido porque uno de los militantes, Larry, olvidó su chaqueta en cuyo interior estaba su cartera con la documentación. Larry se refugió en su pueblo natal de Tomelloso donde fue detenido por la policía. Sometido a tortura proporcionó el nombre de varios de sus camaradas, entre ellos los de Francisco Vera y Francisca García que el día de su boda habían invitado a sus camaradas con quienes se fotografiaron. Unas fotografías que fueron decisivas para que se practicaran detenciones que estuvieron a punto de desarticular el partido en Sabadell. Sin embargo, las armas no pudieron encontrarse, pues Francisca tuvo la precaución de avisar a sus padres para que las sacaran de su domicilio y las enterraron en el huerto que tenían a orillas del Ripoll.

Francisco Vera consiguió escapar a Francia y Cipriano no fue delatado por ninguno de sus compañeros. Como medida de precaución cambió de hábitos y de vivienda, trabajando en varias constructoras del Vallès. No obstante, tres de sus camaradas fueron detenidos el 10 de septiembre en la Creu de Barberà mientras repartían propaganda que Cipriano y otros compañeros distribuían en otros barrios de la ciudad. También participó en Barcelona en la manifestación del 8 de diciembre de 1971 contra la presencia de la VI Flota norteamericana. La policía, sobre aviso, les estaba esperando y se practicaron decenas de detenciones. Cipriano escapó por los pelos y en enero volvió a su tierra natal con la excusa de trabajar en la recogida de la aceituna.

En marzo de 1972 volvió a Sabadell donde encontró empleo en la Compañía de Aguas de Sabadell (CASSA) tendiendo tuberías y en diversas empresas de la construcción y el textil y continuó con su arriesgada militancia política. No obstante, para evitar el peligro de una detención, el partido lo destinó a un célula de L’Hospitalet de Llobregat donde alquiló una habitación en el barrio de Santa Eulàlia y colaboró con el aparato de propaganda del partido instalado en la avenida Mare de Déu de Montserrat en el distrito de Horta-Guinardó donde con dos multicopistas eléctricas y otra manual elaboraban la propaganda del partido.

Detención, tortura y asesinato

En la primavera de 1973, el partido le ordenó trasladarse a Reus donde se instaló en la calle Pubill Oriol, n. 2, probablemente por su origen campesino y su experiencia en el aparato de propaganda. El objetivo del PCE (m-l) era extenderse en el campo catalán a través de la UPC. En verano de ese año participó en el reparto de octavillas en Calafell, Torredembarra y Salou contra el turismo acusado de sostener al régimen franquista. El 10 de agosto de 1973 se desplazó junto con dos camaradas Pascual Carrilero y Pilar Rincón en un Simca 1000 de color butano, propiedad del primero, para repartir propaganda en la fábrica Punto Blanco de Igualada, que entonces experimentaba un conflicto laboral.  Se ignora si fue un confidente o un trabajador adicto al régimen; en cualquier caso alguien anotó la matrícula y lo denunció a la policía. Carrilero, vendedor ambulante de zapatos, había cometido el error de no colocar la matrícula falsa que utilizaba en esos casos.

Detenido por la Guardia Civil de Reus, fue sometido a brutales torturas que consiguieron arrancarle los nombres de sus camaradas. Enterado de la detención, Cipriano tomo la precaución de abandonar su domicilio, pero cometió el error de presentarse en la constructora Ramón Cubero donde trabajaba para cobrar los días que le adeudaban, probablemente por encontrarse sin dinero, donde fue detenido por la Guardia Civil.

Trasladado a la casa cuartel de Reus, se procedió al registro de su domicilio donde se decomisó una gran cantidad de propaganda del FRAP y del PCE (ml) y, lo que es más grave, todos los materiales para elaborar cócteles molotov: gasolina, clorato de potasa, goma arábiga y ácido sulfúrico. En la casa cuartel fue sometido a terribles palizas entre el 25 y 27 de agosto de 1973 dirigidas por el teniente Braulio Ramo Ferreruela, quien fue premiado con diversos ascensos, hasta llegar al grado de coronel, poco antes de su muerte en 1998. El 27 de agosto Cipriano Martos fue ingresado en el Hospital de Sant Joan de Reus tras haber ingerido un líquido corrosivo, que según la Guardia Civil había ingerido voluntariamente, pero que todo apunta fue forzado a tragar por sus torturadores.

Tras una larga agonía Cipriano Martos falleció el 17 septiembre 1973.

Contra el olvido

La Guardia Civil intentó por todos los medios tapar el crimen. Tanto es así que a su familia no se le permitió siquiera ver el cadáver y fue enterrado, falsificando el permiso, en una fosa común, sin posibilidad de darle un sepelio digno.

La prensa española no se hizo eco del asunto. Únicamente el ilegal órgano del PSUC, Treball, publicó en su contraportada un recuadro titulado Cipriano Martos: crimen ignominioso que señalaba a la Guardia Civil. La prensa internacional prestó poca atención al asunto, en contraste con la gran difusión que tuvo por esas fechas el proceso y ejecución del anarquista Salvador Puig Antich. El rotativo francés Le Monde le dedicó un breve de 10 líneas, así como otros breves en Libération e Il Manifesto.

Antonio Martos, hermano de Cipriano, antes de declarar en la llamada Querella Argentina. Autor: David B.

El caso quedó sepultado en el olvido, excepto para sus amigos y familiares. En 1979 sus antiguos amigos y compañeros realizaron una recogida de firmas para que el Ayuntamiento de Sabadell le dedicase su nombre a la actual plaça de la Vall d’Aran en el barrio de la Plana del Pintor donde había residido. La iniciativa no tuvo éxito, aunque pintaron en las esquinas el nombre de Plaza Cipriano Martos, dibujaron un mural y erigieron un sencillo monolito de ladrillos, del que ha desaparecido la placa conmemorativa. Durante muchos años sus camaradas celebraron un homenaje en su memoria cada 17 de febrero en el cementerio de Reus hasta que, a finales de la década de los 90, con el desmantelamiento del partido y la caída del Muro de Berlín dejaron de realizarlo.

Casi 40 años después dos activistas de la memoria histórica María José Bernete y Felipe Moreno presentaron una querella por su caso a la jueza argentina María Romilda Servini que instruye la causa por los delitos de genocidio y lesa humanidad del franquismo. En ese marco declaró ante la jueza argentina por videoconferencia en agosto de 2016 Antonio Martos, hermano de Cipriano,

El libro de Roger Mateos Caso Cipriano Martos, publicado en 2018, el libro de David Ballester Vides truncades y el documental consiguiente Vides truncades, històries d’impunitat de Josep Morell y Jordi Vidal emitido el pasado 12 de febrero en el programa Sense Ficció de TV3 han contribuido a rescatar esta muerte olvidada del franquismo.

Bibliografía

CASTELLS, Andreu. Sabadell, informe de l’oposició. El franquisme i l’oposició sabadellenca 1939-1976. Ed. Riutort, Sabadell, 1983.
DOMÈNEC SAMPERE, Xavier. Quan el carrer va deixar de ser seu. Moviment obrer, societat civil i canvi polític. Sabadell (1966-1976). Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1985.
ESTRUCH, Joan. Las escisiones izquierdistas. Historia oculta del PCE. Temas de Hoy, Madrid, 2000.
MATEOS, Roger. Caso Cipriano Martos. Vida y muerte de un militante antifranquista. Anagrama, Barcelona, 2018.

Foto portada: Martos, en su época de militante.

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