Cruz

Opinión de Francesc de la Torre: ‘Este gobierno es una cruz’

Para ver si lo entienden, en castellano y de una vez por todas, intentaré utilizar su mismo lenguaje: el Gobierno del PP se ha convertido en una auténtica cruz para la mayoría de los españoles, y especialmente de los catalanes.

Con la anunciada reforma Wert, la LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa) gana, una vez más, la Iglesia y, en consecuencia, damos un nuevo paso atrás, de regreso al pasado. El ministro José Ignacio Wert hace nuevamente caso omiso a nuestras peticiones de reforma de la ley y se pliega por enésima vez a las exigencias de la Conferencia Episcopal Española. La nota de religión volverá a puntuar y contará como otra materia cualquiera para hacer media y acceder a becas. Desaparece Educación para la Ciudadanía y será obligatorio estudiar religión o su alternativa (valores culturales y sociales en primaria, y valores éticos en secundaria). Todo, bajo el paraguas de una supuesta mejora de la calidad.

No sé qué mejora de calidad aporta una nueva agresión al modelo de inmersión lingüística catalán. Un modelo lingüístico de la escuela catalana que funciona y como bien dice el refranero popular, lo que funciona no hay porqué cambiarlo. La normativa propuesta por el gobierno central genera un nuevo foco de tensión añadido y un problema de cohesión social donde no lo hay. La nueva ley del ministro Wert comporta diferencias territoriales, sociales y económicas: los niños sufrirán segregación por razones de origen social, género y lengua. La ley consolida la segregación de alumnos por sexo, blindando por ley los conciertos con las escuelas que segregan.

Y una pregunta que sólo tiene una única posible respuesta: ¿Por qué los 5 millones de euros que el ministro Wert propone destinar a las escuelas privadas para subvencionar la enseñanza en castellano, no los sumamos a los 24 millones de euros que Mas aporta a las escuelas de élite y destinamos el montante total de los 29 millones de euros a becas comedor o a guarderías?.

Yo mismo y pese haber estudiado en Cataluña, según el una vez más ninguneado sistema educativo catalán, puedo responder a dicha cuestión: La LOMCE responde únicamente a criterios ideológicos y no pedagógicos, vulnerando además el derecho a la educación que reconoce la Constitución. Se trata de un texto contrario a la Carta Europea de las lenguas regionales y minoritarias firmada por España el 5 de julio de 1992 y mediante la cual España se comprometía a hacer posible la enseñanza de las lenguas regionales y minoritarias, como el catalán, en los niveles de educación preescolar, primario, secundario, técnico y profesional.

Casi el 13 por ciento de las escuelas e institutos de Catalunya ya usa el castellano como lengua vehicular en alguna materia que no es lengua castellana y literatura. Esto significa que unos 379 centros públicos y concertados imparten más horas de castellano de las marcadas estrictamente por ley (dos semanales en primaria y tres semanales en secundaria). Así pues, ¿El castellano no está presente en nuestras escuelas?. Por supuesto que lo está. Nuestras escuelas e institutos cumplen con lo que dice la ley y el Estatut; normalmente se usa el catalán y después se enseña el castellano y luego el inglés. Ahora, el anteproyecto de la LOMCE dice que Catalunya debe garantizar la escolarización en castellano a las familias que la soliciten para sus hijos. Y además, tendremos que costear las plazas en centros privados para garantizar este derecho. La ley no se refiere a que toda la escolarización deba ser en castellano, sino a que tenga más presencia.

Pero en realidad, esto ya ocurre. Las escuelas de primaria pueden dar una hora más de castellano si los alumnos lo necesitan, y en educación secundaria obligatoria dar contenidos de otras materias. Y por si esto no es suficiente, el gobierno estatal se reserva en la ley fijar los contenidos de las materias troncales o principales en primaria, secundaria y bachillerato como Biología, Física y Química, Matemáticas, Lengua Castellana y Geografía e Historia… También quiere restablecer evaluaciones externas o reválidas al final de cada etapa educativa, todo, para controlar que lo que se enseña en clase servirá para que las autonomías se ciñan a lo que se haya ordenado en las materias troncales.

Finalmente y si bien el texto proclama que no habrá discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, sí especifica que la enseñanza diferenciada por sexos no es discriminatoria. Wert se apoya en la Convención de la Unesco del año 1960, pero cabe recordar que este organismo ratificó dicha separación como mal menor y vía rápida para que las mujeres fueran escolarizadas, como lo eran los hombres, aunque fuera por separado. Además, cuando la norma hace referencia a que las administraciones estarán obligadas a garantizar una plaza durante la enseñanza obligatoria, ya no se especifica, como pasaba hasta ahora, que esta plaza tenga que ser pública.

En definitiva, la LOMCE es una clara agresión, un golpe de Estado, un ataque frontal al modelo educativo catalán y a la escuela pública que, más allá de cuestiones ideológicas, no supondrá ninguna mejora cualitativa. Se trata de una nueva invasión de las competencias de la Generalitat y un nuevo intento de recentralización del Gobierno popular, faltando por enésima ocasión al respeto de nuestro Estatut de Catalunya y, por consiguiente, del conjunto de los catalanes y las catalanas.

Espero que lo hayan entendido de una vez, lo dejo por escrito y en castellano, de la forma más educada posible que me permite expresarme como catalán que espera ver en España a un aliado más allá de a un mero invasor irrespetuoso que últimamente empieza a rozar la mala educación.

Foto portada: Cruz en el valle de los Caídos.

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