evole rivera iglesias

Opinión de Josep Asensio: ‘Siempre Évole’

Había mucha expectación por ver el primer debate en precampaña organizado por el equipo de Salvados y dirigido por Jordi Évole. Cabía esperar un éxito de audiencia ya que el periodista y presentador se movía por los medios y por las redes desde hacía semanas con el bombazo que suponía sentar cara a cara a Pablo Iglesias y a Albert Rivera. Contaba, eso sí, con la complicidad de los dos políticos, abiertos a nuevas formas de comunicación con los ciudadanos, muy lejos de los intentos de otros individuos pegados a la poltrona que prefieren utilizar el plasma o simplemente no dar la cara. Además, Jordi Évole se ha convertido ya en un personaje de una talla indiscutible capaz en dos semanas de sentar a su lado al mismísimo Julio Iglesias y a Pablo Iglesias y a Rivera. Pienso que algunos personajes mediáticos deben estar temblando esperando que no llegue la llamada del pequeño gran hombre, puesto que una negativa a participar en su programa puede suponer un aluvión de críticas con resultados impredecibles.

En cuanto al debate en sí, creo que cumplió las expectativas. Más de cinco millones de espectadores se plantaron el domingo pasado ante el televisor, logrando un 25,2 por ciento de cuota de pantalla. Grabado en un bar del barrio de Canyelles en Barcelona, escogido por el equipo de Évole como ejemplo de voto radicalmente opuesto en las municipales y en las autonómicas, supuso un nuevo éxito para el programa. A destacar los minutos anteriores al propio debate, donde los dos contrincantes dialogaron sobre aspectos personales y familiares, lo que presagiaba que minutos después, en el bar, imperaría la cordialidad. En el interior del coche parecían más dos colegas de universidad que dos adversarios políticos y no dudo que eso fue idea del propio Évole.

Rivera sabía que era una oportunidad de oro que no podía perder y por eso desde el primer momento se mostró nervioso y maleducado. No dejaba hablar y a cada pregunta de Évole a Pablo Iglesias, el líder de Ciudadanos respondía, interrumpiéndolo y gesticulando como si lo que decía su interlocutor fuera una estupidez. Era consciente de que no podía permitir que el político de la coleta argumentara de manera estructurada sus propuestas y convicciones y como un robot programado para la finalidad que se había propuesto, repetía las frases que se había aprendido durante toda la semana. Además, no miraba a Iglesias a los ojos cuando hablaba, mientras que el líder de Podemos tenía muy estudiadas las formas, los detalles y las miradas y, concretamente éstas últimas eran dirigidas con determinación a Rivera cuando tenía que expresar sus postulados. Évole, completamente absorto en sus pensamientos, me decepcionó mucho, quizás porque huyó del papel de moderador que se le supone en estos casos. Dejó que Rivera campara a sus anchas ante la absorta mirada de Iglesias que en alguna ocasión le demandó continencia a su verborrea exacerbada. Conociendo a Jordi, es posible que sus largos silencios fueran deliberados y obedecieran a la intención de dejar en evidencia a Rivera.

Aún así, la amabilidad reinó durante la larga hora del debate, a pesar de la tensión que Rivera mostraba en su cara. Pablo Iglesias, criticado en los medios que apoyan a Ciudadanos, que son casi todos, logró mantener la calma, ciñéndose a aspectos más sociales y no respondiendo a los intentos de manipulación de los dardos envenenados que Rivera le lanzaba. El momento más destacable fue cuando este último reconoció que el presidente del BBVA le había llamado y acusó a Iglesias de no querer reunirse con la gran banca, a lo que el líder de Podemos respondió que no lo había hecho porque no le habían convocado a ninguna reunión. Rivera insistía y por fin Iglesias sacó pecho, asegurando que no tenía problemas para sentarse en una mesa con un banquero pero que si había que estar al lado de alguien, él lo hacía con los desahuciados. El silencio de Rivera fue demoledor.

Sorprendieron un poco las coincidencias entre los dos políticos, aunque pienso que hay que destacar que ésas lo fueron solamente en las medidas de regeneración democrática y no en las referentes a la redistribución de las rentas, la reforma laboral o la sanidad universal. No hay que olvidar que los postulados de Ciudadanos se alinean con la derecha en todas las votaciones del Parlamento Europeo, aunque se encuentren en el grupo de los Liberales. No cuestionan el pago de la deuda, aunque sí la dación en pago, a pesar de no formar parte de ninguna plataforma de afectados por la hipoteca. Esa indefinición de Ciudadanos puede sin duda pasarle factura. De hecho, ya se van desgranando y saliendo a la luz las verdades de este partido y de su líder que sin demasiado acierto y con presuntuosidad narcisista pretende ser comparado con Adolfo Suárez.

La genialidad de Évole se hizo visible al final. No era creíble su desaire y su descortesía hacía sus invitados. Había dejado hacer con plena conciencia, para sacar el as que tenía guardado en la manga justo en los minutos finales del programa: una pequeña batería de preguntas a las que pidió un sí o un no como respuesta. Mientras Iglesias hizo los deberes y se mojó, Rivera, que no había podido zafarse de su nerviosismo, replicó con locuciones tales como “lo estamos estudiando”, “habrá que mirar caso por caso”, “depende de las situaciones” o “toda la ley no, aunque sí algunos puntos”. Una vez más quedó patente su indefinición que ya veremos cómo se plasma en las urnas. Como dice el Gran Wyoming “Ahora toca hablar de ‘el centro’, ese sueño de la estupidez, la codicia y la indiferencia ante el dolor”. Espero que, durante la campaña, las ideas, las verdaderas, pongan a cada uno en su sitio, en el que legítimamente debe estar.

2 Comentaris

  1. Señor Asensio, yo vi otro debate con Jordi Evole entre Ribera e Iglesias en el barrio de Cañellas. Está situado en el distrito de nou barris, donde el 27S, el partido de C´ quedó como primera fuerza. En ese distrito de Barcelona se concentra el paro más elevado y las rentas de trabajo mas bajas. Allí no se creyeron el nacimiento de un sol poble. Siendo catalanes, lo son un poco menos en prestaciones sociales. lograron inducirlos de que sus problemas no son de hoy y que realmente era plebiscito. Señor Asensio yo no vi así el debate. Creo que Ribera se comió con patatas a Iglesias y créame, no me alegro. El programa que defendió Ribera profundiza en lo económico, lo que nos ha propinado Rajoy. Pero la izquierda está en una crisis de ideas que pagamos los que necesitamos una sociedad más equilibrada en la distribución de la riqueza

  2. FE D’ERRADES.- El barri de Barcelona on es va enregistrar el programa va ser Canyelles, i no Centelles, com per error es deia en l’article inicialment. Disculpeu les molèsties.