Análisis. ‘A un año de las municipales: sin proyecto de ciudad ni margen de maniobra’

Cuando falta un año para las elecciones locales, comienzan a esbozarse los elementos que configurarán las estrategias de los partidos y los grandes temas de la campaña electoral tanto en el eje de la gestión municipal como en el de la política general.

Ante todo, debemos considerar que nos hallamos en el tramo final de un mandato de transición derivado del seísmo político provocado por el caso Mercurio y la falta de respuesta del PSC, entonces partido hegemónico en la ciudad, que fue incapaz de emprender una operación de limpieza quirúrgica y presentó como cabeza de lista al candidato preferido por Manuel Bustos, en una suicida apuesta continuista.

Ayuso, portavoz municipal del PSC este mandato. Autor: J.d.A.
Ayuso, portavoz municipal del PSC este mandato. Autor: J.d.A.

La debacle socialista, que pasó de 13 a cinco concejales y que finalmente se quedaron en tres por la fuga de los ediles Lluís Monge y Carles Bosch, propició una elevada fragmentación de las fuerzas políticas locales sin que ninguna de ellas se destacara claramente sobre las demás; a diferencia de las claras mayorías obtenidas por Antoni Farrés y Manuel Bustos. La necesidad de pasar página del bustismo favoreció la investidura de Juli Fernàndez (ERC), con el apoyo de la Crida per Sabadell. De este modo se formó un gobierno bipartito al que posteriormente se incorporaron las dos facciones del ámbito de los Comunes, Unitat pel Canvi y Guanyem Sabadell.

El rol que UpC no supo jugar

Aquí se produjo una primera distorsión. A pesar del empate a cuatro concejales entre Unitat pel Canvi, ERC y Crida, la primera de éstas formaciones fue la más votada con lo cual le tendría que haber correspondido la alcaldía. Sin embargo, la escasa habilidad negociadora de sus dirigentes, su enfrentamiento cainita con la lista liderada por Marisol Martínez y el entendimiento entre ERC y Crida decantaron la balanza a favor de Fernàndez, con la salvedad que a mitad de mandato se produjese un relevo en la alcaldía. En todo jugó un papel importante la lucha fratricida entre Unitat pel Canvi y Guanyem, que suman seis concejales, lo cual impidió que la nueva etapa fuese liderada por el espacio de los Comunes como habría sucedido si hubiesen concurrido en una candidatura unitaria. Una tendencia corroborada tanto en las generales del 20 de diciembre 2015 en las que Catalunya en Comú se destacó como la fuerza más votada de la ciudad con 32.253 votos (28,93 por ciento), como en los comicios repetidos del 20 de junio 2016 que confirmaron esta hegemonía con el 28,43 por ciento de los sufragios.

Foto portada: el primer tinent d'alcalde, Joan Berlanga. Autor: David B.
Berlanga, portavoz de UpC. Autor: David B.

UpC tampoco fue capaces de hacer valer su posición de segunda fuerza más votada de la ciudad y primera del cuatripartito, en la turbulenta operación de relevo a la alcaldía que casi de rebote le fue otorgada a Maties Serracant.

En los comicios locales, en grandes municipios como Sabadell, el voto de la ciudadanía se dirime por una combinación entre factores de índole local y de política general. Es más, cuanto mayor es la población más pesan los elementos de carácter general. Así, pues, abordemos estas cuestiones, la primera centrada en la gestión municipal y la segunda sobre el impacto en la ciudad de las turbulencias del proceso independentista.

Sin proyecto de ciudad

En el primero de estos ejes, el ejecutivo cuatripartito, autodenominado de transformación, levantó grandes expectativas; algo nada extraño tras los años de plomo del bustismo.  Ahora, tres años después, estas halagüeñas perspectivas prácticamente se han evaporado.

Tras el fracaso de la apuesta por la tercerización de ciudad, liderada por el alcalde Antoni Farrés como respuesta a la desaparición de las estructuras de la ciudad-fábrica, la etapa comandada por Manuel Bustos se distinguió por administrar la burbuja inmobiliaria y aprovechar la ingente entrada de ingresos en las arcas municipales para impulsar proyectos faraónicos y propagandísticos pero de escasa rentabilidad en términos de ciudad. Sólo citaremos, a modo de ejemplo, Sant Pau de Riu-sec diseñado como un parque empresarial destinado a recuperar la vocación industrial de Sabadell y que ha acabado siendo un polígono logístico y comercial. La dureza de la crisis financiera, que se llevó por delante a Caixa Sabadell, hundió las finanzas municipales y provocó una crisis social sin precedentes tanto para la clase trabajadora como para la clase media, sin que ni Bustos ni su efímero sucesor Juan Carlos Sánchez hiciesen nada por evitarlo, paralizados políticamente por el caso Mercurio que mostró el lado oscuro de la burbuja inmobiliaria y de una clase política venal.

Foto portada: el portaveu d'ERC i tinent d'alcalde, Juli Fernàndez. Autor: David B.
Fernàndez, alcalde entre 2015 y 2017, actual teniente de alcalde y portavoz de ERC. Autor: David B.

Acaso la principal asignatura del ejecutivo cuatripartito era plantear una alternativa estratégica para una ciudad tan severamente castigada por la corrupción y el nepotismo de la era Bustos, pero también por los efectos devastadores de la crisis económica. Ahora bien, como ha señalado reiteradamente Manel Larrosa desde esta página, el equipo de gobierno se ha mostrado incapaz de ofrecer esa alternativa estratégica. Según su diagnóstico en Identitat i orgull malaltsla ciutat està deprimida,  mancada de voluntat i horitzó (…) No és l’economia o la crisi, el nostre principal dèficit, sinó la política”. A su juicio “la política hauria d’aportar visió de ciutat i aquesta és absent de relat i signes”.  Nos enfrentamos a una ciudad “sense liderat ni projecte”, donde detecta una débil cooperación entre ayuntamiento y ciudad y donde el equipo de gobierno ha acabado devorado por la maquinaria municipal, que el autor de estas líneas ha calificado en otras ocasiones como la “planta carnívora”.

En descargo del gobierno municipal, hemos de mencionar que ha tenido que resolver algunos de los graves y ocultos problemas heredados de los gobiernos socialistas. Por solo poner dos ejemplos: el relativo a la reparación de la Bassa de Sant Oleguer o al deficiente mantenimiento del alcantarillado.

Sin proyecto de ciudad

De algún modo, el alcalde Maties Serracant ratificó este desolador diagnóstico en su reciente comparecencia ante la Cambra de Comerç donde confesó que el Ayuntamiento carece de proyecto de ciudad, pero que tampoco lo tienen las corporaciones del mundo económico y empresarial con las que reconoció tener pocos contactos (més info: ‘Falten projectes‘). Un análisis que amplió en el último pleno municipal donde indicó que el gobierno local está trabajando para alcanzar este objetivo, que no debe ser una competencia de la administración municipal, sino contar con la complicidad del conjunto de la ciudad.

Si, desde un punto de vista ético, resulta encomiable la honestidad y la sinceridad del alcalde, no puede decirse lo mismo desde una perspectiva política. Al equipo de gobierno le corresponde la iniciativa de impulsar este debate para el que, sin duda, debe contar con la participación del conjunto de las corporaciones económicas y entidades cívicas de Sabadell. Una tarea que ni siquiera se ha planteado, devorado por la gestión del día a día, donde tampoco puede exhibir una brillante hoja de servicios.

Lamentable, tampoco desde las filas de la oposición parece existir la suficiente capacidad política para plantear una alternativa en este terreno estratégico.

Disonancias políticas

El actual mandato se ha visto atravesado por las grandes tensiones desencadenadas por el proceso soberanista. En los comicios al Parlament de Catalunya del 25 de septiembre de 2015 -dichas “plebiscitarias”- las fuerzas independentistas Junts pel Sí más la CUP obtuvieron el 45,66 por ciento de los votos. En las autonómicas del 21 de diciembre del 2017- bajo la sombra del 155- ERC, Junts per Catalunya y CUP sumaron el 41,33 por ciento de los sufragios, y por primera vez Ciudadanos (C’s) con 35.502 votos (28,07 por ciento) se convertía la formación más votada en la ciudad. Al mismo tiempo, los Comunes sólo lograban 11.407 votos (9,02 por ciento) perdiendo más de tres puntos porcentuales respecto a las anteriores autonómicas, lo cual revela que numerosos de sus electores que, en las dos últimas generales, les otorgaron su confianza en las últimas autonómicas lo han hecho por el partido naranja.

Foto portada: el diputat electe Joan García, el regidor Adrián Hernández, el portaveu José Luis Fernández, la diputada electa Laura Vílchez i el regidor Ramón García, aquesta tarda, en un local del centre. Autor: J.d.A.
El núcleo sabadellense de Cs: el diputado Joan García, los concejales Adrián Hernández y José Luis Fernández, la diputada Laura Vílchez y el concejal Ramón García, hace unas semanas. Autor: J.d.A.

No obstante, estas cifras están sujetas a dos restricciones. Por un lado, la ciudadanía distingue entre las citas electorales modificando el sentido de su voto, como puede apreciarse al comparar los resultados de generales y autonómicas; por otro, la abstención suele ser notablemente más elevada en las municipales que las generales y autonómicas, lo cual beneficia a las formaciones independentistas. Pero la situación general del país podría modificar esta tendencia e incrementar la participación ciudadana.

Como indican los datos arriba citados, no existe en la ciudad una mayoría independentista. No obstante, la alcaldía ha sido ostentada por dos políticos independentistas: Juli Fernàndez y Maties Serracant. Ello ha provocado una aguda disonancia entre la representación política y la composición ideológica y sociológica de la ciudad, agravada por sus actuaciones como la derivada del informe Machado, la presencia de Serracant con los alcaldes que fueron a Bruselas a rendir pleitesía a Puigdemont, la retirada de las banderas española y europea o la colocación de lazos amarillos en los edificios públicos de la ciudad.

La disonancia probablemente será corregida en las próximas municipales, beneficiando especialmente a C’s y en menor medida a PSC, que pueden experimentar un notable ascenso electoral. Los primeros cuentan a su favor con una sigla en ascenso y los segundos con una mayor implantación territorial. Además, posiblemente, el espacio de los Comunes podría ser el más perjudicado por esta corrección, pues han realizado una política de seguidismo respecto a las formaciones independentistas, cuando su base electoral no lo es. A diferencia de los partidos secesionistas que cuentan una mayor fidelidad de su electorado.

Sin margen de maniobra

Cuando han transcurrido tres cuartas partes del mandato, el equipo de gobierno prácticamente carece de margen de maniobra. Difícilmente podrán corregir en este último tramo las tendencias arriba indicadas.

En el eje local, las formaciones que componen el cuatripartito pueden verse perjudicadas por una percepción desfavorable de la ciudadanía respecto a su gestión, agravada por las grandes expectativas que levantaron hace tres años. Esto puede favorecer a las formaciones que ahora están en la oposición. No tanto por mérito propio, sino por demérito del ejecutivo local. Aquí habrá de despejarse la incógnita de si la candidatura Junts per Sabadell, liderada por la diputada Lourdes Ciuró, es capaz de capitalizar el malestar del electorado independentista respecto a las dos formaciones secesionistas en el equipo de gobierno y que han ostentado la alcaldía.

Lourdes Ciuró. Autor: David B.
Ciuró propugna un Junts per Sabadell desde el PDeCAT. Autor: David B.

En el eje nacional todo apunta a una corrección de la distorsión entre representación política y composición sociológica. Si así fuera, se favorecen las expectativas de C’s y PSC que además podrían capitalizar el desgaste del cuatripartito en la gestión local.

En cualquier caso, se están configurando las circunstancias para la formación de otra mayoría en el gobierno de la ciudad, aunque sin que ninguna fuerza política se destaque claramente sobre las demás.

Foto portada: el alcalde de Sabadell, Maties Serracant (izquierda), en la Cambra de Comerç, hace un par de semanas. Autor: J.d.A. 

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