‘L’estat de la ciutat (91)’: El ejemplo de la PAH

L’ESTAT DE LA CIUTAT

La lucha de las Plataformas de Afectados por la Hipoteca (PAH) merece una reflexión de fondo tanto por la metodología de su lucha contra la banca, como por las lecciones que deberían extraer de ella las formaciones de la izquierda tradicional.

Desde el 4 de marzo la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y la Crisis (PAHC) de Sabadell mantiene la ocupación de la oficina del BBVA en la calle Alfonso XIII. Se trata de la ocupación más larga de una entidad financiera en España.

Se ha llegado a esta situación ante la negativa de la entidad financiera a aceptar las reivindicaciones de la plataforma, que reclaman la retirada de los avales de los familiares de diez titulares de hipotecas, tras la reunión realizada entre ambas partes el pasado 12 de marzo.

Militantes de la PAH, en el BBVA de la calle Alfonso XII. Autor: A.S.

La experiencia de la PAH propicia una reflexión de fondo. Al fin y al cabo, su lucha se centra contra las entidades bancarias, los verdaderos amos del país, y responsables de la operación de especulación inmobiliaria y financiera que precipitó la profunda recesión en la que nos hallamos inmersos. Un desastre que está siendo pagado con enormes sufrimientos por las clases populares, pues los recortes salariales, la pérdida de prestaciones y derechos sociales y laborales son el precio por el rescate a la banca española y catalana exigido por la troika comunitaria y las instituciones del capital.

Génesis de un movimiento

El origen de la PAH arranca del colectivo V de Vivienda, fundado en el 2007 e inspirado en los movimientos antiglobalización, que empezó denunciando los elevados precios de las viviendas. En 2009, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, el gran problema se había convertido en poder pagar las hipotecas y se producían 9.000 desahucios anuales, una situación que condujo a la formación de la PAH en una asamblea en Barcelona. En Sabadell, la PAHC se fundó el 24 de marzo de 2011 en una asamblea en el Casal Pere Quart.

Las asambleas abiertas y colectivas de los afectados por la ley hipotecaria más dura e injusta de Europa fue el método para vencer el miedo y la sensación de culpabilidad y angustia que atenazaba a las personas amenazadas con perder la vivienda y arrastrar con una deuda para toda la vida.

La PAH tiene ocupados tres edificios en Sabadell, el más grande en Gràcia. Autor: David B.

La primera acción de bloqueo de un desahucio se produjo en diciembre de 2010 en la Bisbal del Penedès. Sse saldó con éxito. En estos cinco años se han creado 250 plataformas, se han paralizado 1.011 desahucios, se han ocupado 20 edificios (tres de los cuales en Sabadell). Y se han realojado 1.049 personas, 144 de las cuales en Sabadell.

Las asambleas del 15-M significaron un gran impulso pues muchos de sus miembros se integraron en la PAH. La campaña de recogida de firmas para impulsar la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) de la dación en pago, que sumó un millón y medio de firmas, permitió articular el movimiento en toda España. Otra de las victorias de la PAH fue la sentencia del Tribunal Europeo que consideraba abusivas las cláusulas de la ley hipotecaria y que reclamaba cambios legislativos en profundidad de la ley hipotecaria española.

No obstante, el problema de los desahucios sigue sin resolverse. Según los datos del Banco de España entre enero y junio de 2013 se cursaron 35.098 órdenes de lanzamiento, mientras se acumulan 600.000 viviendas vacías, la inmensa mayoría propiedad de las entidades financieras y del SAREB (o banco malo), creado para gestionar con fondos públicos los activos tóxicos de los bancos procedentes del ladrillo.

La última campaña de PAH justamente gira en torno a esta cuestión. Amparándose en la Llei del Dret a l’Habitatge de la Generalitat, que faculta a los ayuntamientos a imponer multas de entre 5.000 y 500.000 euros a los titulares de viviendas vacías sin justificación.

En este sentido, se ha instado a los ayuntamientos a aprobar mociones para aplicar estas sanciones. El primero en hacerlo fue el de Terrassa a los que le han seguido otros 65 consistorios, entre ellos el de Sabadell, y en 35 más se están tramitando medidas similares lo cual puede desencadenar una batalla judicial de los bancos contra los ayuntamientos. Por su parte, el govern de la Generalitat, ante la presión de las administraciones locales, ha elaborado un anteproyecto de ley para crear un impuesto sobre los pisos desocupados.

¿Dónde está la izquierda?

La primera reflexión que suscita la lucha de la PAH gira en torno a la inoperancia de los partidos de la izquierda tradicional, incapaces de liderar la lucha contra la injusta ley hipotecaria y sus terribles efectos sociales. No incluyo entre ellos a la socialdemocracia, que se ha comportado en abierta complicidad con la banca, como ocurrió durante el mandato de Zapatero. No sólo se negó a reformar la ley hipotecaria, reclamada por diversas formaciones de la izquierda parlamentaria, sino que la entonces ministra de Vivienda, Carme Chacón, promulgó una normativa para facilitar los desahucios.

De hecho, ha sido la autorganización de los ciudadanos afectados, impulsada en un primer momento por activistas de movimientos  sociales, lo que ha permitido los escasos avances en esta cuestión, mientras las organizaciones políticas siempre han ido a remolque de los acontecimientos y de las iniciativas de la PAH.

Para no ir más lejos, tras 13 días de ocupación del BBVA en Sabadell ni el consistorio ni las formaciones políticas de izquierda han manifestado su apoyo a los miembros de la PAH, ni han convocado acciones de solidaridad. Excepto el Moviment Popular de Sabadell (MPS), algunos de cuyos militantes han participado en la ocupación y de Entesa per Sabadell que, mediante un comunicado, ha solicitado al ayuntamiento y a la ciudadanía, de forma individual o colectiva, que dejen de operar con dicha entidad financiera (más info: ‘Demanen deixar d’operar amb el BBVA’).

Crece la pobreza y la desigualdad

Quizás esta pasividad de la izquierda contribuye a explicar porqué España es, según el reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), donde más ha crecido la desigualdad social entre todos los países de Unión Europea (UE).

Mientras tanto la tasa de pobreza sigue creciendo exponencialmente. Catalunya se sitúa como la segunda comunidad autónoma con un mayor porcentaje de familias en esta situación: un 21,6% que aumenta hasta el 33% al introducirse la variable del incremento del coste de la vida. En Catalunya, la caída del PIB ha sido del 5,7% entre 2006-2011. La pérdida de empleo del 21%, algo superior a la media española. La tasa de paro ha experimentado un crecimiento enorme en línea con el resto del Estado saltando del 8% al 24% en 2011.

200.000 familias catalanas, donde todos sus miembros están en paro, no perciben ningún ingreso económico, 37.000 personas tienen graves problemas de alojamiento, de las cuales más de 11.500 no tienen hogar. El Banco de Alimentos sirve 300.000 comida diarias. La Mesa de Entidades del Tercer Sector Social estima que, cada día, 88 catalanes caen en la pobreza y un 19% de la población está en riesgo de exclusión social.

El Rebost Solidari de Sabadell da comida a 2.000 familias. Autor: J.d.A.

Este terrible panorama social debería situarse en el centro de la acción política. Sin embargo, el reciente pleno extraordinario del Parlament de Catalunya sobre la pobreza mostró la insensibilidad social del Govern de la Generalitat. Unas sesiones precedidas por las declaraciones del conseller de Presidencia, Francesc Homs, advirtiendo que no estaban dispuestos a ampliar ninguna partida presupuestaria para luchar contra la pobreza y concluyó con unos acuerdos de mínimos manifiestamente insuficientes. Apenas unos cuantos parches para salir del paso a la presión mediática.

En un gesto de obscenidad política, CiU y ERC, vincularon esta dramática situación al debate soberanista y a la cantinela del ‘Espanya ens roba‘. Una respuesta populista que se contradice con la gestión de la Generalitat de sus recursos disponibles. Por ejemplo, según el informe de la Fundació Bofill, los recortes en enseñanza desde el 2011 representan un 20,6 por ciento de presupuesto y fueron calificados de “ideológicos, porque es una cuestión de opción política”.

Duchas solidarias Creu Roja Sabadell
Ropero de la Creu Roja en Sabadell, donde acuden varios 'sin techo'. Autor: David B.

Las escuelas públicas, en peores condiciones sociales, son las que han sufrido las peores consecuencias y afectan a los alumnos más vulnerables. Por el contrario, los recortes apenas han tocado a los centros concertados que incluso han mejorado ligeramente su financiación. Los datos indican que Catalunya es la región europea donde más se ha recortado en educación.

Algo semejante ocurre en Servicios Sociales donde estamos asistiendo a un verdadero proceso de desmantelamiento. El endurecimiento del acceso, en verano del 2011, a la renta mínima de inserción (RMI, la prestación de 420 euros que reciben las familias sin recursos), redujo de 32.000 (en 2011) a 23.886 (2013) el número de beneficiarios Sin embargo, ante la avalancha de familias sin ningún ingreso se decidió aumentar la partida a 173 millones, 73 más que en el ejercicio anterior.

El recorte global en Benestar Social en el 2014 es de 1.630 millones de euros, es decir un 16% menos que en 2010. Los principales tijeretazos se hallan en los programas de apoyo a las familias (70% menos respecto al 2012),  discapacitados (50% menos) y la dependencia (10% menos). Sube, en cambio, la aportación prevista para la lucha contra la pobreza, aunque solo un 1%.

Capitalismo financiero

El catedrático en Sociología, Ignacio Sotelo, publicó un excelente artículo en El País, La tercera fase del capitalismo, de lectura absolutamente recomendable, que proporciona valiosas claves para entender la lógica de la crisis social en que estamos inmersos.

En su análisis, el capitalismo ha experimentado tres fases sucesivas: comercial, industrial y financiero. A diferencia del capitalismo industrial, que precisaba una gran cantidad de mano de obra, el capitalismo financiero “se caracteriza por ofrecer cada vez menos empleo”, lo cual implica un devastador ataque al nivel de vida que va más allá de las clases trabajadoras y afecta de lleno a las clases medias. Por tanto, “la cuestión crucial es cómo va reaccionar la ciudadanía a un desempleo masivo de larga duración”. Por otro lado, el Estado del Bienestar está siendo desmantelado y la privatización de los servicios públicos se ha convertido en una de las principales fuentes de enriquecimiento de los consorcios financieros, como sucede con los fondos de pensiones.

El artículo finaliza con una doble e inquietante interrogación ¿cómo sobrevivirá la población que queda fuera del sistema? ¿qué posibilidades tiene la democracia de sobrevivir bajo el dominio del capital financiero?

Llamada a la solidaridad

La extrema gravedad de la situación exige una repuesta política y social a la altura de las circunstancias que las formaciones burocratizadas de la vieja izquierda no parece que estén dispuestas a ofrecer. El método de lucha de la PAH abre una vía y puede servir de modelo para combatir con cierta eficacia contra un sistema que sólo ofrece desigualdad y pobreza a las clases asalariadas.

Así, en estos días, deberían sucederse las muestras de apoyo y solidaridad con nuestros vecinos que están manteniendo una lucha justa y desigual contra la segunda entidad financiera del país. La lucha de la PAH va más allá del problema particular de los afectados por las hipotecas o incluso de la vivienda como derecho social, sino que cuestiona el poder omnímodo del capitalismo financiero sobre nuestras vidas que hemos de destruir si aspiramos a un construir mundo mejor y más justo.

Foto portada: activistas de la PAH Sabadell, en el BBVA. Autor: cedida.

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